08 noviembre 2013

"La SANTIDAD consiste en estar SIEMPRE ALEGRE". Por Antonio Castilla

De la Santidad podemos hablar mucho, hay muchos conceptos y teologías, pero es solo un verdadero encuentro personal con el Espíritu Santo que nos va a capacitar para vivirla y disfrutarla. 

Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento el destinatario de la obra santificadora de Dios es el Pueblo. Lo escoge para el culto y para ser testigo y testimonio ante los demás pueblos. Santo en el sentido bíblico de la palabra no es aquél que ha hecho grandes cosas por Dios, sino aquél en quien ha hecho grandes cosas.

¿Por qué nos cuesta ser santo en el sentido práctico de la palabra? Porque sencillamente no hemos conocido aún a Jesús. Hablo de conocerle, no sólo de tener información de Él. Jesús es una persona real, no es un concepto o algo abstracto o distante. Nos cuesta tanto ser santos porque muchos de nosotros profesamos una religión en vez de una verdadera relación con la persona de Cristo.


Pero, ¿en qué consiste la santidad? La Santidad es practicidad, es un estilo de vida sano. La enfermedad es básicamente contaminación y la salud es estar libre de contaminación espiritual, emocional y corporal; 1Ts 4-23 nos dice: “Que Dios mismo el Dios de la paz, los santifique por completo y conserve su ser, espíritu, alma y cuerpo irreprochable para la venida de Nuestro Señor Jesucristo”.

La Santidad es vivir en libertad, no en libertad de hacer lo que se quiere sino más bien lo que conviene y disfrutarlo. La Santidad no debe ser una carga, debe ser una satisfacción. Es imposible vivir y disfrutar la santidad con una mente que no está renovada (Ro, 12-2).

¿Cómo podemos vivirla? Necesitamos entender y conocer a Dios. 

Para el apóstol Pablo, el conocimiento de Dios hizo que viera su pasado sin Cristo como basura, y eso que Pablo tuvo una vida moral y religiosamente ordenada, no era promiscuo, ladrón, vicioso e inmoral. ¡Cuánto más tiene que verlo como basura aquél que vivió una vida de pecado e inmoral!

Creo que para vivir una vida santa tenemos que pensar como Dios piensa, mirar el pecado como Dios lo mira y amar la Santidad como Él la ama y esto lo lograremos en la medida en que conozcamos a Dios a través de su Palabra y sobre todo tenerle como nuestra norma de vida.

Hebreos 12-14 nos lo deja muy claro: “Procuren están en paz con todos y llevar una vida santa, pues sin la santidad nadie podrá ver al Señor”

Lema de Pastoral del mes de noviembre

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