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Lema pastoral del mes de enero |
Durante el presente mes, nuestros hijos y nuestras hijas trabajarán en el colegio los valores de la JUSTICIA y de la PAZ, que culminarán el día 30 con la celebración del "Día escolar por la PAZ Y NO-VIOLENCIA".
Sin embargo, no debemos olvidar que es en el hogar donde se aprende a vivir y a construir la paz; es allí donde los padres y las madres tenemos la importante labor de enseñar a nuestros hijos y a nuestras hijas la manera de comportarse, de tratar a los demás y de resolver los problemas.
Los valores no se enseñan solamente a los niños y a las niñas hablándoles sobre ellos en el colegio o en casa. Nuestros hijos e hijas aprenden a ser amables si tienen cerca a alguien que es amable con ellos. Aprenden a ser pacíficos y no violentos si en su entorno familiar viven con otras personas que les demuestran lo que significa ser pacífico a diario. El hogar es el lugar más importante para ello. Es dentro del hogar donde los valores más importantes son transmitidos.
La paz no es efecto de la magia sino de nuestras actitudes y de nuestras propias acciones. No habrá paz en el mundo si no hay paz en nuestros corazones; no podemos convencer a nadie de que "la paz es el camino" si nuestras relaciones están llenas de agresividad, intolerancia, rencor, envidia, mentira y desconsideración hacia las demás personas.
Mantener y enseñar la paz y la justicia en la familia y comunicar estos valores es algo que debemos hacer todos los días. Por tanto, llenemos nuestra vida familiar:
- de serenidad en el trato con nuestros hijos y con nuestras hijas;
- de respeto absoluto a toda persona;
- de generosidad y solidaridad con quien lo esté pasando peor;
- de justicia en todas nuestras relaciones;
- de perdón y comprensión ante nuestras propias limitaciones y errores, como ante los de los demás.
Como madres y padres tenemos la enorme responsabilidad de enseñar estas virtudes a nuestros hijos e hijas, pues en sus manos estará el que haya sociedades más justas y pacíficas.
Esta reflexión quisiera ser una llamada a nuestras conciencias, a todo nuestro ser, a nuestras actitudes y a nuestras acciones concretas... para transformarnos a nosotras y a nosotros mismos en protagonistas de la PAZ.
Entonces sí estaremos en el camino de la PAZ.
"No hay Paz sin Justicia, no hay Justicia sin Perdón"
(Juan Pablo II).
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